La naturaleza nos dio el hambre y nos puso la comida, nos dio los pulmones y el aire, la sed y el agua… nos inculcó la agresividad y nos dio el amor, se hizo misteriosa y nos otorgó la inteligencia, nos trajo las enfermedades y nos proporcionó los remedios. Solamente la egolatría del ser humano le ha hecho creer que tras los muros de un laboratorio médico está la solución a sus males, que se pueden evitar las enfermedades inoculando venenos, y restaurar la salud de un órgano dañando a otro. Cuando, dentro de unos años, la humanidad recuerde cómo se curaba a nuestras generaciones, con química y procedimientos invasivos que llegan a nuestras entrañas, sentirán pena por nosotros
Dr. Adolfo Pérez Agustí
La crisis de salud global, actual, es una confirmación más, de la urgente necesidad de hacernos responsables de nuestra salud, conocer mucho mejor nuestro cuerpo, investigando, estudiando nueva información para poder elegir inteligentemente los recursos que ya existen para tomar nuestra salud en nuestras manos.
¿Cuál es el camino?
Reconocer (volver a conocer) que el cuerpo humano está formado por miles de millones de células, y entenderlas como una comunidad de células inteligentes que toman decisiones a cada instante para conservar y transformar la vida.
Necesitas pensarte como un Todo complejo, formado por alrededor de 50 billones de células que trabajan en colaboración y balance para mantener la salud de tus tejidos, órganos y sistemas.
Tu salud física y emocional depende de la salud de esa comunidad de células que forman tu cuerpo y, que están en permanente conexión mente-cuerpo y, que posee la farmacia interna más poderosa que cualquier farmacopea de la industria química.
Te invito a dejar “colgados” los paradigmas que tal vez, te han llevado a algunos retos de salud, que te atrevas a mantener tu mente como un paracaídas en vuelo: ¡abierta!
¿Para qué?
Para darte cuenta, que eres un Ser excepcional -creador de tu realidad-, capaz de transformar tu vida e impactar favorablemente a la de otras personas, sólo necesitas saber cómo hacerlo y tomar acción confiada y consistente en esa dirección.
Con ese propósito, es importante que rompas -o al menos cuestiones- algunos paradigmas que insertamos en nuestra visión de nosotros y del mundo, y que aprendimos de la vieja biología. El primero es lo que muchas historias reales con personas comunes como tú y yo han demostrado en las últimas décadas: que ni tus genes, ni nada de lo que te forma es definitivo.
Que nuestra mente y cuerpo están en permanente conexión y transformación para bien o para mal.
Que como miles de personas, que han logrado recuperar su salud física, emocional y financiera, todos los seres humanos somos capaces de “encender” nuevos genes y “apagar” aquéllos que provocan la enfermedad, la depresión o la quiebra.
Que la membrana celular, llamada por el Dr. Bruce Lipton “el cerebro de la célula” es quien decide qué sale y qué entra al núcleo (donde está el ADN) de las células, de acuerdo a las señales que recibe del entorno externo.
“La actividad biológica y génica está dinámicamente relacionada con la información procedente del entorno, que es lo que se descarga al interior de la célula…
…El ADN no controla la biología, y el núcleo no es el cerebro de la célula. Al igual que tú y que yo, las células se adaptan al lugar en el que viven.” Dr. Bruce Lipton
Como entorno externo, entendemos, no sólo el medio ambiente donde vives, lo que comes, lo que bebes, lo que respiras, cómo duermes (descansas o no), la luz que recibes natural o no, el estrés, sino…
también el entorno de tus células: lo que crees, piensas, tus emociones, actitudes, es decir la respuesta que das, cognitiva y emocional a tu entorno.
¿Por qué?
Como el entorno entiende al gen y no es sólo el entorno exterior que activa el gen, sino el mundo interior de tus sentimientos, emociones, sueños, creencias, porque es también el mundo exterior de la célula.
¡Es decir, los epigenetistas afirman que el ADN es modificable a voluntad a través de la influencia del entorno! …interno -a nivel celular- y el externo, el medio ambiente.
Y como los miles de años de evolución del ser humano permitieron que nuestro cuerpo, nuestras células, cuenten con una amplia variedad de mecanismos para la supervivencia, para el crecimiento o desarrollo y para la protección…
En la estructura básica de cada célula tenemos la capacidad de auto regeneración.
De hecho, todos los días, miles de millones de células de tu cuerpo necesitan ser reemplazadas. Por ejemplo, el revestimiento celular de tu estómago se renueva cada setenta y dos horas; la mayoría de los cristales de calcio de fósforo que componen el esqueleto han cambiado en unos cuantos meses.
Nuestro cuerpo es capaz de renovarse constantemente, de tal forma que “El 98% de las proteínas del cerebro se renuevan en menos de un mes… Cada año renovamos más del 98% de nuestros átomos…” Dr. Deepack Chopra
¿Cómo sucede toda esta maravilla?
Necesitamos hacer un paréntesis para comprender la trascendencia de por qué vivimos como vivimos y cómo podemos empezar a mejorar nuestro Estar Siendo en la vida para beneficio nuestro y de todos con quienes nos relacionamos en todas las áreas de nuestra vida.
Vayamos a la teoría que se grabó en “piedra” en la cultura occidental y que determinó el comportamiento de nuestras sociedades: la teoría de Charles Darwin (1809-1882) sobre la evolución, que afirmó que los seres vivos que mejor se adaptan, los más fuertes, son los que sobreviven.
Para Darwin el propósito de la lucha por la existencia es sobrevivir. y en esa lucha todo se vale, el objetivo es sobrevivir a cualquier precio.
¿Qué significado ha tenido esta teoría en la vida cotidiana para nosotros como sociedad?
En la teoría de la evolución de Darwin siempre hay perdedores y ganadores, porque el más fuerte domina al más débil. ¡Y porque la competencia para sobrevivir es lo que caracteriza la relación entre los seres vivos!
¡¡¡¡De tal forma que la competencia se convirtió en el paradigma esencial para organizar las relaciones entre los seres humanos, fue y sigue siendo la característica primordial para el crecimiento de las economías y de las personas!!!!
¡¡¡Y derivó en las teorías del darwinismo social que no sólo justifican la superioridad de ciertas “razas”, sino el comportamiento hegemónico de unas sobre las otras!!!
“…el neodarwinismo de Mayr sugiere que vivamos nuestra vida según la ley de la jungla… En esencia… dice que aquéllos que más tienen se lo merecen.” Dr. Bruce Lipton
Sin embargo, algunas décadas antes de que Darwin se hiciera famoso con su libro “El origen de las especies”, Jean Baptiste de Lamarck (1744-1829), creó el término Biología para referirse a la ciencia que estudia a los seres vivos, y escribió la primera teoría de la evolución biológica: “Filosofía Zoológica”.
Lamarck, sin contar con los recursos científicos para probarlo, propuso que los seres vivos evolucionan por los cambios del medio externo que los rodean, en base a la habilidad de las especies para cambiar.
Lamarck escribió:
“… la evolución se basa en una interacción cooperativa e instructiva entre los organismos y el entorno que permite a los seres vivos sobrevivir y evolucionar en un mundo dinamico.”
Si bien, su teoría y visión sobre la evolución de la vida fueron menospreciadas en su época; en los años recientes, biólogos y epigenetistas están confirmando que Lamarck se acercó de manera mucho más certera a las observaciones de la epigenética.
En síntesis, no es la competencia y dominación del más fuerte lo que crea el “caldo de cultivo” para la vida, sino la cooperación entre los organismos, y la especialización posterior de cada comunidad celular lo que permite la preservación y el desarrollo de la vida.
Pregúntate, ¿Cuánto le cuesta a tu salud, a tu vida, reproducir inconscientemente el paradigma impuesto en la sociedad occidental, de que la competencia es el camino para tu desarrollo y crecimiento como profesional, empresario y ser humano?
¿Puedes imaginar cómo sería tu vida, si trabajaras en colaboración con todas las personas con quienes tienes alguna relación?
¿Cómo serías tú? ¿cómo sería tu mundo?
Tal vez estés pensando que en virtud de la descomunal violencia en la que vivimos, no sólo en México, sino en el mundo, la cooperación es una ingenuidad, que la colaboración no es posible.
¿Dirías que Darwin tenía razón al señalar que la violencia es el núcleo de la vida?
“Tal vez la forma más insidiosa y extendida de violencia humana sea el control ideológico, y tampoco forma parte de un componente genético heredado necesario para la supervivencia.” Dr. Bruce Lipton
Entonces, no es el determinismo genético, ni la competencia del más fuerte por sobrevivir, lo que determina la evolución de la vida.
Es la inteligencia del organismo más pequeño que nos conforma: la célula, que a través de un diálogo permanente con su entorno interno y externo da las instrucciones para la preservación y desarrollo de la vida.
Volvamos a nuestra pregunta: ¿cómo logra nuestro cuerpo regenerarse constantemente?
“…los organismos vivos deben recibir e interpretar señales ambientales para permanecer con vida. De hecho, la supervivencia está directamente relacionada con la velocidad y la eficacia de la transferencia de las señales.”
Siguiendo al Dr. Bruce Lipton, podemos entender cómo: “La mente consciente no sólo «interpreta» el flujo coordinado de moléculas-señal que componen la «mente» corporal, sino que también genera emociones, que se manifiestan a través de la liberación controlada de señales reguladoras por parte del sistema nervioso.
¿Cómo?
porque “… los receptores que procesan la información en las membranas de las células nerviosas que son los mismos receptores “neuronales”, están presentes en la mayoría de las células del cuerpo…
Es decir, “…la “mente” no está localizada en la cabeza, sino distribuida a lo largo y ancho del cuerpo en forma de moléculas señal.”
Con claridad meridiana, el Dr. Lipton señala: “… la mente puede utilizar el cerebro para generar “moléculas de emoción” y liberarlas en el sistema…
Así como “…el uso apropiado de la conciencia puede proporcionar salud al cuerpo… el control inapropiado e inconsciente de las emociones puede ocasionar fácilmente que un cuerpo sano, enferme.”