Cuando mantienes tu mente como un paracaídas en vuelo: ¡encuentras!

Cuando mantienes tu mente como un paracaídas en vuelo: ¡encuentras!

Mis hijos estaban en la adolescencia, cuando descubrí las tecnologías que terminarían por aportar la visión y el estilo de vida que buscaba.

Inició este descubrimiento, debido al interés de mi hijo mayor en empezar a construir un negocio, acudimos a una presentación multitudinaria, sobre la que mi hijo sólo había escuchado que también los jóvenes estaban generando ingresos superiores a los que cualquier empleo podía dar, incluso a profesionales.

Ya en la reunión, mi primera sorpresa fue observar que todas las personas en el escenario mostraban mucha energía, entusiasmo, y se veían muy saludables, incluso una persona más allá de los 70 años, quien tenía una flexibilidad corporal y una capacidad mental notables.

No comprendí mucho las explicaciones que se dieron sobre los productos, mi enfoque estaba en observar el comportamiento de las personas, que era llamativo para mí -tomando en cuenta que estaba familiarizada con empresarios y empresarias que suelen tener personalidades fuertes-, a tal punto me sorprendieron, que me preguntaba qué era lo que hacían o tenían en común que todas y todos se mostraban tan vitales, relajado(a)s y confiado(a)s. 

Sin embargo, y sólo debido a que estaba por comprar un filtro para agua, decidí comprar un sistema de agua que evitaría la compra del filtro común con la promesa de que me daría muchos beneficios en términos no sólo de la calidad del agua sino también haría ahorros sustanciales desde el primer año y…

¡Dejaría de comprar botellas de agua, que ya me pesaban como una lápida!

En esos días, mi hijo menor padecía una conjuntivitis, que aparecía y desaparecía, y no veíamos una mejoría definitiva; por otro lado, mi hijo mayor -que hacía mucho deporte- padecía dolores frecuentes en una rodilla, que nos había obligado a pedir la opinión de médicos quiroprácticos.  La solución ofrecida por la alopatía era, como te podrás imaginar… ¡una cirugía!, a la cual yo me negué rotundamente:

¿puedes imaginarte a tu hijo adolescente con metales en su cuerpo a tan corta edad? 

Mientras que yo, como profesionista independiente, Coach empresarial y personal, vivía con mucho estrés, que se manifestaba en particular en el sistema digestivo: gastritis frecuente. 

A las 2 semanas de haber empezado a tomar agua del sistema adquirido recientemente, noté asombrosos cambios en nuestra salud:  mi hijo menor había recuperado el color blanco en la esclerótica o membrana blanca, que, entre otras cosas, defiende a los órganos internos de los ojos. 

¡Ya no había conjuntivitis!

Mi hijo mayor, no se quejaba de ningún dolor en la rodilla, ¡y yo había dejado de padecer dolor e inflamación frecuentes en el estómago!

¡Asombroso!  me dije, sólo por tomar otra calidad de agua?, ¿Qué pasó?, ¿cómo explicarlo?  Si, sí, sí, ¡me puse a investigarlo!

¡Te comparto mis descubrimientos en mi siguiente nota!